sábado, 8 de febrero de 2020

¿Que Cuántos Años Tengo? De José Antonio Coppen


El siguiente texto a decir verdad no lo conocía tanto pero dedico esta entrada a la persona que me lo hizo llegar junto con la consulta de sí el autor será o no José Saramago.


Como siempre sucede con los textos que circulan por Internet, puede una encontrarlos bajo diferentes títulos. Este escrito en particular lo he encontrado como “Qué cuántos años tengo”, “Poema de la Vejez” y también “Mañana es la única utopía”, siempre asociado a José Saramago hasta una cierta fecha. Existe también una versión que circula con una especie de Introducción:



"La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás". Frecuentemente me preguntan qué cuántos años tengo... ¡Qué importa eso!..

En la mayoría de los casos sin embargo, encontré que circula sin esta Introducción y básicamente es el texto siguiente:

Qué cuántos años tengo? -

¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido..
Pues tengo la experiencia de los años vividos  
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!  ¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo,  y otros "que estoy en el apogeo".
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,  
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
 Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!
¡Estás muy viejo, ya no podrás!
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, 
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza. 
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras... es un remanso de paz, como el atardecer en la playa..
¿Qué cuántos años tengo?  No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!  ¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos
¿Qué cuántos años tengo?  ¡Eso!... ¿A quién le importa?
Tengo los años necesarios para perder ya el miedo y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años tengo   o cuántos espero, 
si con los años que tengo,  
¡aprendí a querer lo necesario  y a tomar, sólo lo bueno!


Sin mayores preámbulos: No es un texto de Saramago. El asunto es saber si será anónimo o tiene autor conocido. 

Rastreando por la Red, las entradas más antiguas donde se hace alusión a este texto como un escrito de José Saramago se remontan aproximadamente al año 2017 (y recordemos que el escritor falleció el año 2010). Y, anterior a esa fecha pude dar con algo muy interesante en la Sección de Cartas de los Lectores del Diario La Nueva España del 26 de Febrero del 2016 



Es una carta enviada por un señor llamado José Antonio Coppen Fernández; dice así:

¿Que cuántos años tengo?

26 de Febrero del 2016 - José Antonio Coppen Fernández
¡Qué importa eso! Una cosa nos interesa adelantar a nuestros lectores: no se nace joven, hay que adquirir la juventud mediante la constante evolución. En buena parte de la sociedad existe un afán desmedido por conocer la edad ajena. No sé por qué se les ocurre tal ocurrencia, valga la redundancia incluida deliberadamente. A nuestro entender, la edad forma parte del patrimonio de la humanidad y nadie, o casi nadie, se toma la licencia de preguntarle por su patrimonio, salvo Hacienda. Cuando alguien osa en preguntarnos tal dato, nuestra contestación es llevar el dedo índice a la frente y decir de "aquí" tengo 30 años. Así despejo el interés de los curiosos.
A este respecto, hemos recepcionado una serie de argumentos curiosos para rebatir el interés por la edad ajena: ¿que cuántos años tengo? Ahí les va la contestación resumida, para no extendernos demasiado:
-Tengo la edad que quiero y siento.
-La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
-Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.
-No quiero pensar en ello. Unos dicen que ya soy viejo/a, y otros, que estoy en el apogeo.
-Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
-Tengo los años necesarios para hacer lo que quiero, para reconocer errores viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
-Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, peo con el interés de seguir creciendo.
-Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
-Tengo los años en que el amor a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada y otra, en un remanso de una pasión deseada… y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa,.
-¿Que cuántos años tengo? No necesita marcarlos con un número, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que derramé por el camino al ver mis ilusiones truncadas ¡valen mucho más que eso.
-¡Qué importa si cumplo 50, 60 o más, pues lo que importa es la edad que siento! -Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
-¿Que cuántos años tengo? ¡Eso a quién le importa! Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento. ¿Qué importa cuántos años tengo o cuántos espero alcanzar? Si con los años que tengo aprendí a querer lo necesario y a tomar sólo lo bueno.
Que tengan todos nuestros lectores un hermoso día.

Así las cosas: el texto entonces corresponde a una carta enviada al periódico La Nueva España por don José Antonio Coppen Fernández. Alguien extrajo de su carta sólo la porción que le pareció y lo hizo circular ahora como prosa poética o directamente como un poema. El por qué se le asignó a José Saramago ya es muy difícil de dilucidar, muy probablemente al comienzo circularía como “de autor anónimo” (de hecho, en algún blog así lo presentan) y luego, tras el fallecimiento del Premio Nobel portugués, comenzaron a atribuírselo. En el camino también alguien le agregó la Introducción que puse en letra chiquita al comienzo de esta entrada (si se lo preguntan, no la puse en tamaño pequeño por casualidad sino que, sinceramente creo no merecía mayor espacio). El asunto es que el texto que circula con varios nombres, entre ellos “ ¿Que cuántos años tengo?” tiene un autor y se llama  don José Antonio Coppen Fernández .

Ahora bien  y ¿quién es don  José Antonio Coppen? Pues un Escritor y Cronista de Lugones, Asturias, nacido en 1937 y conocido también como “Morocho”.

Aquí, una foto de él de octubre del 2019,  sacada del Diario El Comercio a razón de la presentación de su último libro  'Lugones, factor humano', el último volumen de una  trilogía sobre la localidad.
En la nota de El Comercio, se puede leer algo que explica y se une muy bien a la carta que enviara al periódico en el 2016 al Diario La Nueva España y que dio origen al texto que motivó esta entrada. El periodista dice al final de la entrevista:

Además, sobre su edad, la cual nunca desvela, volvió a bromear con los asistentes: «tengo treinta aquí arriba», dijo mientras se señalaba con la mano la cabeza.

Como podrán darse cuenta, es lo mismo que dice al comienzo de la Carta enviada al Diario en el 2026:  “Cuando alguien osa en preguntarnos tal dato, nuestra contestación es llevar el dedo índice a la frente y decir de "aquí" tengo 30 años. Así despejo el interés de los curiosos.”

Y así también espero haber despejado las dudas del amable lector del blog que me hizo la consulta. 

martes, 29 de marzo de 2016

La carta que Einstein no escribió...

A los personajes célebres siempre les cuelgan un sin número de frases y textos que rara vez son rastreados para verificar su autenticidad. Dentro de los más citados está Albert Einstein, todo un As en esto de las "citas citables". Me detendré en uno de los casos, al parecer, más reciente:

 La (supuesta)  carta que Albert Einstein 
escribió a su hija "sobre el amor"


En algunas versiones hay una introducción declarando que la carta la escribió Einstein para una hija de nombre Lieserl. La presentan como  una de las más de mil misivas privadas  que la  hija habría donado a finales de la década de los ochenta a la Universidad Hebrea, a condición de que no las hiciesen públicas hasta pasados veinte años de su muerte. Dicha casa de estudios, no habría respetado el acuerdo y las publicó antes de ese plazo. Hasta ahí la historia que, más o menos, circula por la Red. En otras versiones, la carta comienza incluso con un "querida Lieserl", aunque mayoritariamente circula sin éste encabezado. Y aún más, en muchas de las páginas donde se reproduce esta historia y la carta, se añade esta imagen, especificando que se trata de Einstein y la hija a quien le dedicó la carta, en otros casos no se señala, pero se da a entender lo mismo:



Antes que nada; hay un artículo de Katharine Rose; escritora norteamericana, que da cuenta de su propio trabajo en esclarecer este asunto; en una de sus partes menciona que se contactó con Diana Kormos-Buchwald, profesora de Física e Historia de la Ciencia del Instituto de Tecnología de California (Caltech), directora del Einstein Paper Projet  y, como tal, gran conocedora de los documentos que atañen a este personaje. Consultada sobre este tema, la doctora Kormos-Buchwald le habría respondido lo siguiente:  

"Este documento (la carta  a la que hacemos alusión) no es de Einstein. Las cartas familiares donadas a la Universidad Hebrea  - a las que se refiere el rumor-  no fueron entregadas por Lieserl, sino por Margot Einstein que era su hijastra. Muchas de aquellas cartas se publicaron en el año 2006 en el volumen 10 de The Collected Papers of Albert Einstein, y en orden cronológico, en los subsecuentes volúmenes" 

Podríamos dejar hasta aquí esta entrada y, en caso de dudas, recomendar la búsqueda en la colección de cartas. Sin embargo, voy a extenderme un poco más para aclarar algunas cosas que necesariamente incluyen inmiscuirnos en el mundo íntimo de Einstein.

En lo personal tras leer la carta,  me quedó la sensación de que era  un texto un tanto cursi que manipula ciertos términos que se asocian a Einstein para fabricar frases de tipo motivacional y espiritual con una dirección definida. La parte en la que dice " (...) el amor es Dios y Dios es amor..." me hizo pensar que simplemente se trataba de un texto apócrifo, que el hombre era al menos agnóstico y sería muy raro que siendo así, escribiera ese tipo de frases. Sin embargo; hasta la fecha es motivo de debate el asunto de si era ateo, agnóstico o creyente y alguien bien podría argumentar que tal frase -y la carta toda-  no está lejana  a algo que él pudiera haber escrito. A este respecto, si bien es cierto el tema se tocó en más de una entrevista, sus respuestas  a ratos eran bastante ambiguas o bien hablaba de una religiosidad bien personal y distante a lo que comúnmente se entiende...  Al margen de esas cuestiones, hay algo que también me hizo dudar de la autenticidad del texto y se refiere a esa sarta de recomendaciones de que "la humanidad no está preparada para escuchar tal mensaje" al más puro estilo de una especie de secreto de Fátima o algo así (y nótese que ese  supuesto "gran mensaje" para el cual no estamos preparados es precisamente eso "del amor como fuerza universal"), para qué hablar del uso de frases haciendo analogías erráticas del amor con términos científicos, del estilo "el amor es gravedad porque hace que las personas se atraigan", (¡hasta suena a canción de Arjona!) digo erráticas porque, a ratos el amor es fuerza... luego no se decide y cambia a que  el amor es energía o bien aparecen expresiones que suenan a renegar de su condición de toda las vida; "cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas (...) el amor"; Honestamente, no es el tipo de análisis ni  texto que uno esperaría de un científico como Einstein. Plantea demasiadas cosas que un científico, por mucho que quisiera dárselas de poeta; no habría expresado del modo en que están planteadas. Esto es sólo mi opinión claro está y de ningún modo sirve de prueba de que el texto es un apócrifo.   

Ahora; Albert Einstein y Mileva Maric (que -en justicia-  requiere ser rescatada para la historia de la ciencia) se conocieron en octubre de 1896; eran compañeros de clases y ya estaban graduados cuando en 1902 nació una hija que fue nombrada Lieserl. Aparentemente, Einstein no estuvo presente ni durante el embarazo ni en el nacimiento por razones de estudio y trabajo. Como fuera, la vida de Mileva sí se vio profundamente afectada: durante años había luchado por proseguir sus estudios (era una matemática brillante, de acuerdo a posteriores investigaciones y datos de la época); recordemos que en esos años no eran muchas las mujeres que accedían a las universidades, menos en carreras científicas, era un mundo profundamente masculino. Podemos adivinar entonces, el impacto que ha de haber significado para la joven no poder seguir estudiando a causa de su embarazo. Suspendió los exámenes finales y volvió a la casa paterna en  Serbia. La fotografía siguiente es de Einstein y Maric:


No hay indicios que señalen que Einstein le haya contado a sus familiares o amigos sobre Lieserl. El dato de ese nacimiento se mantuvo desconocido hasta  1986, cuando los biógrafos encontraron algunas menciones en su correspondencia privada.   Es en base a los pocos datos que aparecen es esas cartas que se hacen algunas suposiciones; en primer lugar, es por esa vía que Einstein se entera del nacimiento de la niña y del difícil parto. Envía una respuesta, preguntando por la salud de la bebé. En segundo lugar; poco después del parto; Mileva se regresa  a Zurich sin la niña, lo que hace presumir que ésta fue dada en adopción a algún pariente o se quedó a cargo de los abuelos maternos. Son sólo especulaciones porque no hay nada que aclare el punto. Un año después del nacimiento, cuando ya estaban casados, Mileva viaja a Serbia, y desde allá le escribe a Albert  contándole que la infante se ha contagiado de escarlatina. Einstein le  responde a su esposa, en otra carta,  que le apenaba lo sucedido con Lieserl. Es casi la única -y ultima mención- de la que hay registro,con fecha septiembre de 1903. 

Como ya no hubieron más menciones a la niña en el intercambio de correspondencia y no se han encontrado  datos de que Albert o Mileva hayan tratado de buscar a hija alguna en algún momento de sus vidas; se ha pensado que la niña falleció a  temprana edad, quizás a causa de la escarlatina a la que se hizo mención en esa carta de 1903.

Así las cosas, si aún no estábamos satisfechos con lo expuesto al comienzo,  podemos ir  descartando la historia de la hija llamada Lieserl  que donó las cartas  a una Universidad. De haber sobrevivido, nunca hubo un reencuentro padre e hija  en años posteriores; sin embargo, con alta probabilidad, Lieserl falleció en la infancia temprana y el Nobel nunca la conoció.

La foto que circula como si se tratara de Einstein y su hija Lieserl  es en realidad una foto  extraída de una breve filmación de un distendido encuentro en  los jardines de Princeton/New Jersey. La niña es hija de una de las personas que comparten en esos momentos con Albert Einstein. Al parecer, este es el único registro filmográfico a color, del famoso físico.




Por otro lado; hacer un análisis de este asunto de la hija desconocida de Einstein en términos de las motivaciones personales de sus protagonistas, parece fuera de lugar; no aporta ni quita al estudio de la falsedad del texto que analizamos; y es difícil hacerse una opinión con tan pocos elementos. Baste decir que el padre de Mileva tal parece no tenía mucha simpatía por el futuro yerno y se oponía a un matrimonio. Igualmente, a la madre de Einstein no le hacía gracia una unión con la que luego sería su nuera. Sin embargo, a pesar de toda la oposición familiar se casaron y pronto Mileva queda nuevamente embarazada. Con toda esa porfía para estar juntos cuesta creer que simplemente olvidaran a su hija. Podríamos considerar sus circunstancias en aquél tiempo; no estaban exentos de sentir la presión social de la época en cuanto a tener un hijo sin estar casados, o bien  podemos analizar que influyó la  situación económica precaria del momento o que el cuidado de un infante en esos momentos les alejaría de dedicarse al cien por ciento a sus trabajos y estudios. Lo cierto es que ese corte abrupto de las escasas menciones a la niña, encontradas en las cartas, hace que no parezca rara la hipótesis de que la hija falleció siendo una bebé.  Se han buscado datos del registro de nacimiento y/o muerte  sin resultados;  probablemente nunca fue inscrita o lo fue, pero con el apellido de la familia que la adoptó. Lo que queda claro, según los datos, es que Einstein no alcanzó a conocerla. 

Por supuesto, hay quienes dan explicaciones lapidarias: especulan que  Mileva y Albert simplemente no quisieron hacerse cargo de la niña, que  la dieron en adopción y la echaron al olvido.  En la misma línea va la  hipótesis que propone Michele Zackheim en su texto "Einstein's Daughter: The Search for Lieserl" en el cual propone que la pequeña nació con alguna enfermedad congénita que finalmente le ocasionó la muerte y que  esta afección  distanció a Einstein de su rol paterno. Una hipótesis así  se potencia con los datos que son bastante más conocidos sobre la forma en que Einstein se habría relacionado con la gente, en particular;  con su esposa y sus hijos; no habría sido un buen esposo y menos un buen padre con los hijos varones que tuvo con Mileva. El menor de ellos, a los veinte años fue diagnosticado con esquizofrenia (cuyo tratamiento en ese entonces incluían el  schock eléctrico  y dejaba  a los pacientes más mal que bien); fue cuidado luego por la madre y, a la muerte de ésta, en 1948,  pasó a estar internado en una institución. Los registros hablan de que tan sólo una vez recibió visita del padre. Einstein luego se instala en Estados Unidos. Nunca más vio a su hijo pero sí mantuvieron correspondencia que, de parte del hijo, incluyen frases nada halagadoras hacia su progenitor y, de parte de éste, se encuentran lamentaciones por la condición del joven  pero también frases bastante brutas. Estos datos no ayudan mucho a la imagen personal de este Premio Nobel de Física, sin embargo no corresponde emitir un juicio tan lapidario desde nuestro sofá, alejados en tiempo y contexto de los hechos. 

Si fue un pésimo esposo y un -como mínimo- no muy buen padre,  no es tema de este blog; aquí no estamos para juzgar eso sino la autenticidad de la carta que circula en Internet que, como ya hemos mencionado,  es total y absolutamente falsa. Por cierto, no la incluí porque es fácil de ubicar en la Red; hay cientos de páginas que la reproducen. 









lunes, 14 de septiembre de 2015

Hay que hacer de la vida un sueño...


La frase "Hay que hacer de la vida un sueño, y del sueño una realidad" con ciertas variantes,  aparece en muchas partes atribuída a Antoine De Saint-Exupéry: veamos dos ejemplos, muy bonito uno y el otro hasta con la fotografía del autor de "El Principito"



También la encontré atribuida al médico, periodista  y político francés; George Clemenceau:


Aunque muchos  han dicho quizás frases  más o menos similares; dicha frase  propiamente tal en realidad es de Pierre Curie; físico francés, y ganador del premio Nobel de Física 1903; junto a su esposa la gran Marie Curie y Henry Becquerel, por el descubrimiento de los elementos radiactivos.


Pierre Curie registró, siendo más joven,  algunas de sus inquietudes en  una especie de diario, que no fue propiamente tal un diario sino algunas páginas durante un breve periodo de tiempo. Su mayor preocupación ya entonces, era dedicarse a la ciencia con todo su ser y tal parece que sentía que  las obligaciones y situaciones cotidianas de la vida lo alejaban de ese ideal.   En parte de sus registros es que se encuentra un  relato de "Un día como tantos otros" en 1879,  donde describe una jornada cualquiera en su vida que quizás no le dejó trabajar como quería  y explica entonces lo que  él consideraba eran las condiciones necesarias para abocarse a las funciones más elevadas del pensamiento:

"Mi carácter es tan débil que, para no distraerme con cualquier cosa, hasta con el soplo más leve, necesitaría que a mi alrededor todo fuera inmóvil o que , propulsado como una peonza, el movimiento mismo me volviera insensible a las cosas exteriores (...) Necesitamos comer, beber, dormir, holgazanear, amar, tocar las cosas más dulces de esta vida, pero sin sucumbir a ello; es preciso que, al hacer todo eso, el pensamiento antinatural al que uno se ha consagrado siga siendo dominante y continúe su curso impasible por nuestra pobre cabeza; es necesario  hacer de la vida un sueño y del sueño una realidad"

sábado, 12 de septiembre de 2015

El Principito y sus propios textos apócrifos




Desde enero del año 2015,  "El Principito"  de Antoine de Saint-Exupéry, ha pasado a ser de Dominio Público,  por cumplirse más de cincuenta años desde la muerte de su autor, de acuerdo a las leyes de Copyright de muchos países.

El que sea de Dominio Público significa que una obra puede ser utilizada sin solicitar el permiso del creador o sin tener que pagarle por conceptos de derechos y, por tanto, puede ser copiada, distribuida, reinterpretada (por ejemplo, adaptar el lenguaje del texto a uno más actual), traducida, ilustrada,  exhibidas en público, etc. todo, sin los costes del Derecho de Autor. También pueden ser adaptada, entendiendo eso como llevar una obra literaria a otro género; por ejemplo, del libro al cine, del libro al teatro, etc. y, eventualmente, puede ser modificada lo suficiente como para adaptarla para fines específicos como cuando se resume una obra o se acomoda para un público infantil, por ejemplo. En todos estos casos se conserva la obra; o es a lo que debería aspirar una buena adaptación creo yo. Hacer todo lo descrito cuando las obras no han sido liberadas, puede conducir a querellas y sanciones por acusaciones de plagio.

A pesar de lo anterior, el sentido común señala que por muy liberada que esté una obra no implica necesariamente que podamos hacer lo que nos venga en gana; al punto de inventar un nuevo texto y hacerlo pasar como si fuera el original sin tomarse el trabajo de aclarar que se trata de una “versión libre”, “licencia o recreación  literaria” o, como dicen actualmente un “fanfiction”  que de hecho, pueden transformarse en “nuevas obras”  con derechos de autor propios.

Sobre El Principito circula abundante material en Internet; cantidad de carteles con frases que indican ser extractos del libro original y que sin embargo,  la gran mayoría de las veces; no son tales y, de un tiempo a esta parte, han  aparecido también variados textos al estilo de lo que hoy denominan “fanfiction” esto es: relatos inventados  por admiradores basados en el libro (película, comic, serie, etc.) o utilizando los personajes de las obras conocidas desarrollando nuevos papeles y argumentos para ellos. Esto se ve bastante con El Principito, sobre todo haciendo alusión a los personajes  "Principito y el zorro" y "Principito y la rosa" donde algunos autores-fans  re escriben pasajes desarrollando largos discursos de su propia y particular moralidad o espiritualidad y no siempre aclaran (aunque al leerlos parezca obvio)  que son SUS adaptaciones, SUS  textos inventados y que no pertenecen a la obra original y aunque lo aclaren, luego son sus lectores quienes obvian ese detalle no menor y hacen circular “capítulos” y frases inexistentes en el libro, totalmente fuera de estilo, de línea y contexto añadiendo al final “sacado de “el Principito de Antoine de Saint-Exupéry “ y así;  gran parte de esos trabajos pasan a ser apócrifos de Antoine de Saint-Exupéry. 

Un ejemplo de lo anterior ocurre con un texto que circula profusamente bajo el título "El Principito, querer y amar" (también lo he encontrado como "El Principito y la rosa"). No  lo incluyo acá porque es bastante largo y para ser sincera un poco tedioso pero, el asunto es que, la autora-fans Viviana Baldo, especificó claramente y desde un comienzo que se trataba de una recreación; sin embargo las personas que lo recibieron lo compartieron o le dieron copy/paste lo hicieron señalando que se trataba  de un capítulo de El Principito . Eso ya no es culpa de la señora Viviana Baldo.

De ahí en más, el texto adaptado "El Principito y la rosa" (o sus fragmentos) ha seguido circulando bajo la autoría de  Antoine  de Saint-Exupéry y una se pregunta ¿de verdad leyeron El Principito? ¿De verdad les gustó? Porque, si lo hubieran leído o fuera como dicen “de sus textos preferidos” se darían cuenta de inmediato que están leyendo una re escritura que no tiene nada que ver con la obra que dicen admirar ¡Vamos! que el libro original, dependiendo de la edición, tiene poco menos de cien páginas, dibujos incluídos; da como para detectar que hay citas que " no nos suenan" o cuyo estilo no parece salido de ahí.  Al menos podrían entrar en sospechas si recuerdan que en la obra original, los pasajes son breves; ninguno de los personajes da largos y sesudos discursos ni dicta cátedra sobre el bien y el mal ni deja supuestas moralejas de manera tan obvia.
 
¡Y qué importa! podría preguntarse alguien. Pues nada, no se acabará el mundo ni se detendrán las guerras si a eso se refiere, nada terrible pasará, sólo que se ayuda a arruinar un hermoso y especial trabajo esparciendo por ahí trozos falsamente atribuidos al libro original.

El Principito es considerado por algunos como un libro infantil sobre valorado, ya sabemos que en gustos y colores no hay nada escrito en piedra. Para otros, en cambio, es una bella y significativa obra únicamente dirigida al público infantil, lo cual me parece, nunca fue la intención del autor. Como fuere,  al  paso de los años, la obra se ha ido haciendo cada vez más universal y transversal en términos etarios. En lo que a mí respecta es de aquellos textos que a cualquier edad puedes leer sin sentirte excluida. Ha pasado a ser patrimonio de todos; estropearlo es estropear parte del patrimonio literario.

Que el texto esté liberado No significa que podamos destrozarlo, sólo significa que los derechos de autor caducaron,  tal y como explican en el portal The Public Domain Review  quienes el primero de enero de cada año celebran el Día del Dominio Público:

“Debido a la expiración del plazo de protección del derecho de autor sobre las obras producidas por autores que murieron varias décadas antes, miles de obras pasan a ser de dominio público - es decir, su contenido ya no es propiedad de o controlada por nadie, pero más bien se convierte en un tesoro común”.

En ninguna parte dice que podamos dedicarnos a destruir este "tesoro común" sólo porque hayan expirado los derechos de autor;  al revés, se supone que es una  puerta más para hacer llegar una obra al mayor público posible; poder reimprimirla con menores costos al no tener que pagar derechos;  una obra íntegra, sin mutilaciones ni alteraciones antojadizas.

Comentario aparte; las personas que detentaban los derechos de autor (los descendientes del escritor ) no estaban muy felices con esta liberación de derechos y como ya sabían que este día llegaría se anticiparon y hace rato que patentaron hasta la tos de la rosa. Olivier d'Agay, director de la sucesión de Saint-Exupéry declaró en la Feria del Libro Infantil de Bolonia, Italia, que 

"Lo que ocurre ahora es que cualquier persona puede imprimir el libro sin pagar nada a nadie, pero NO puede usar los personajes para imprimirlos en camisetas, calcomanías, tazas, calendarios, etc. El uso de su título o de cualquiera de las ilustraciones independientes  seguirá violando las leyes de derecho de autor. Cada uno de los personajes del libro, entre ellos, el Príncipe, el zorro, la rosa y el planeta Baobob, está protegidos por marcas separadas"  (Diario El País) Creo que a estos caballeros se les pasó la mano pero, es la explicación de porqué han salido nuevas ediciones  sin las ilustraciones originales del autor sino con dibujos de otros creadores.

Ahora; hay que tener en cuenta que No necesariamente caducan los derechos por concepto de traducciones; tanto del texto como de los títulos. No es un detalle menor.  En este caso la obra liberada es la obra original en francés con el título Le Petit Prince, pero la traducción que conocemos al español es de Bonifacio del Carril y no tengo claro que sus derechos hayan expirado junto con los de la obra original. 

Aunque suene  evidente ahora, el que los hispanohablantes conozcamos la obra como "El Principito"  es por gracia del traductor del texto;él fue quien acuñó el término  y no gustó a todos pues opinaban que tal título lo hacía parecer un libro de cuentos para niños muy pequeños. En la mayoría de las traducciones a otros idiomas se utilizó una traducción más literal, que vendría siendo "El pequeño príncipe" que para muchos puede ser lo mismo pero, no es igual pues conlleva un tono más filosófico y cercano a lo que pretendía el autor. Como sea, la obra en español puede estar aún sujeta a los derechos y  permisos correspondientes en base a su traducción y uso de títulos.


Nota Curiosa: Otra obra cuyos derechos caducaron este año 2015  es el cuadro de Edvard Munch conocido como "El grito"  algo que probablemente pase desapercibido pues, aún estando sujeto a derechos de autor se ha usado indiscriminadamente en múltiples montajes y materiales. Al menos ahora sabemos que podemos reproducirlo sin  el deber de pedir autorización especial así es que puedo terminar esta entrada con dicho cuadro, porque  representa mi sentir cada vez que leo citas o "recreaciones" que no aclaran de manera categórica que No son parte de El Principito:




El Grito - Edvard Munch, 1893, versión en la Galería Nacional de Oslo,  Noruega


Desde los afectos/Cómo hacerte saber; Ni de Benedetti Ni de Whitman sino de Daniel Russo

El texto, que circula bajo el título "Desde los afectos"   aparece con alta frecuencia atribuido a Mario Benedetti, pero también a Walt Whitman con el título "Cómo hacerte saber"  y, con menor frecuencia, se menciona que es de María del Carmen Villaverde. La realidad es que NO pertenece a ninguno de los tres escritores. 



Vamos por parte;  Una de las referencias que dan algunos blogs o comentarios en ellos, es que este texto aparece en Inventario2 (1994) pero  no es tal; basta con revisar el libro. Como siempre, la palabra definitiva la tiene la Fundación Mario Benedetti y ellos ya han aclarado el asunto. Al margen de lo categórico que es que la propia fundación haga la aclaración, muchos ya lo descartaban de plano desde que comenzara a circular profusamente por la Red  pues se aleja bastante de lo que se le conoce al escritor uruguayo. Aún así, para algunos lectores sigue "sonando a Benedetti" y no hay formas de hacerles entender que, independiente de si gusta o no (que para eso cada quien es digno y dueño de hacerse un juicio) lo que se busca es honrar la verdad y ésta es que, simplemente, dicho trabajo no pertenece a don Mario Benedetti

En segundo lugar, la atribución a Whitman: Es el mismo texto 
pero bajo el título "Cómo hacerte saber". Sucede que  en los lugares donde se atribuye el texto a Whitman, nunca encuentro que se incluya el dato de en qué parte aparece específicamente; nadie cita un título de alguna obra, ni menos una página ni fecha, ni nada.  No soy tan conocedora de la obra de Whitman para descartar de plano algo que le atribuyen, puesto que mi manejo con el idioma inglés no es el mejor como para leer su obra desde el original y he de conformarme con leer las traducciones que, ya sabemos, si están mal realizadas pueden arruinar una obra;  algo grandioso puede quedar reducido a mediocre si quien hace el trabajo de traspasarlo a otro idioma  no lo hace también con talento; esto es especialmente delicado en el caso de la poesía. La mayor obra de Whitman es "Hojas de hierba" que comenzó a escribir en 1850 y que siguió revisando, ampliando y editando, hasta el día de su muerte. Tengo una versión en inglés con su correspondiente traducción, buena traducción debo decir, de acuerdo a lo que he podido comparar  y, al menos en esta obra, este texto no aparece. Consultando por aquí y por allá a quienes conocen mejor su obra en el idioma original pues me encuentro con la misma respuesta; no es un texto de Whitman y se pierde  la pista sobre el momento en que comenzó el error de atribución.


Por otra parte; tenemos quienes le atribuyen el escrito a María del Carmen Villaverde; argentina, profesora de Letras especializada en Literatura Infanto Juvenil y Lectura, experta en Educación Primaria, docente, investigadora, tallerista... presenta un currículum extenso y una vasta producción literaria y docente que se puede revisar aquí siempre relacionado con  el fomento y creación de estrategias en el área de la Literatura Infanto-Juvenil. De su página oficial de Maria del Carmen Villaverde seleccioné la siguiente foto  porque me pareció muy representativa del trabajo que se describe en su blog; ¡hermosa labor la de fomentar la Lectura y la Creación Literaria en los niños y jóvenes!


Y bueno, el dato que encontré decía que  la  señora María del Carmen Villaverde  habría escrito el texto en el año 1987. Afortunadamente ella tiene una dirección de correo activa y pude consultarle de manera directa. Mención aparte, su gran amabilidad en responderme, de lo cual estoy profundamente agradecida. Sin embargo, de acuerdo a sus propias palabras, el texto TAMPOCO es de ella. No obstante, recomiendo revisar su trabajo pues es extenso y, como ya mencioné, hace un aporte  precioso en la difusión de la lectura entre niños y jóvenes. Responde a ese tipo de personajes cuya obra, definitivamente, debieran tener mayor difusión.

Estaba a punto de declarar este texto como definitivamente Anónimo, cuando, tras revisar infinidad de páginas y blogs  hacia atrás; es decir, escarbando más o menos cuál era la fecha más antigua  donde este texto apareciera me topé con  una página  donde, por primera vez aparece bajo la autoría de un nuevo personaje:  Daniel Russo Rendo ; uruguayo, establecido en Argentina hace varios años. Es la referencia más antigua que  he encontrado  hasta que logre contactar al señor  y hacer las consultas respectivas.

En lo personal me parece que, si fue creado como un texto del tipo motivacional ha logrado en muchísima gente su propósito.Una observación aparte es el hecho de que este texto aparece en muchos blogs de manera sesgada;  le han quitado la frase "Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida" y  la que le sigue; "Que la vida parte del sexo"  y otras más dependiendo del lugar donde se reproduzca el texto,  lo cual me causa muchísima gracia; hay que ser muy moralista para sacar esas frases, no es comprensible en lo que a mí respecta pero hay quienes se sienten con derecho a mutilar y/o censurar textos porque no va con sus propios pensamientos; si le importa un pepino hacer eso, menos le ha de importar citarlo de manera correcta. 

Actualización: Para mi grata sorpresa, el propio señor Daniel Russo aclaró el asunto, como se puede revisar más abajo, en los comentarios: 

"A quien corresponda:
No soy persona de blogs o internet en general, por lo tanto después de casi 40 años de haber escrito "Desde los afectos" (22/8/78) me encuentro con blogs y sitios donde se especula sobre la autoría del mismo.

Me llamo Daniel Russo Rendo y si es que quiere constatar o tener alguna prueba de mi autoría remítanse a buscar tanto en el "Expreso Imaginario" N° 54 de enero de 1981
bajo el título "Poesía Inédita, Poesía Vital" o en el libro de la sexóloga María Luisa Lerer "La dulde espera de la pareja" (año 1987) donde en ambas publicaciones van  a encontrar mi nombre al pie de este escrito, ya que fui/soy su autor.

Dicho esto agradezco a quien lo haya publicado acá ya que cuando lo escribí, mi intención era (y sigue siendo) compartir estas palabras."


Vuelvo a agradecer infinitamente la aclaración enviada por el señor Daniel Russo, y sólo puedo imaginar lo que se debe sentir al ver que un trabajo, que ha ganado sus adeptos, es adjudicado a otras personas y además, es manipulado al antojo de personas que no saben respetar el trabajo ajeno. La revista Expreso Imaginario que el señor Russo señala se puede encontrar en http://laexpresoimaginario.blogspot.com/2010/08/expreso-imaginario-n-54.html y desde ahí pueden dirigirse al link de descarga directa: https://mega.nz/#!LIkUwQ4b!eiXZC8Zah3DD25LcCHeFroNKdQ6QJgTEMEgWskcGSYo  ¡Es totalmente recomendable! Y, tal como lo señala el autor; en la sección Poesía Inédita, Poesía Vital, se encuentra publicado su texto y es de las referencias editadas más antiguas. 

Por tanto, ya podemos decir que el título real del texto es Desde los afectos y el autor es el señor Daniel Russo Rendo y, aquí dejo la versión tal y cual aparece en la  Revista Expreso Imaginario del año 1981: 


Desde los afectos
Daniel Russo Rendo

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?  
Que uno sólo tiene que  buscarlo y dárselo.  
Que nadie establece normas, salvo la vida.  
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.  
Que la forma no se pierde con abrirnos.  
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.  
Que no está prohibido amar,
que también se puede odiar.  
Que el odio y el amor son afectos.  
Que la agresión porque sí duele mucho.  
Que las heridas se cierran,
que las puertas no deben cerrarse.  
Que la mayor puerta es el afecto.  
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.  
Que no cuanto más fuerte es el trazo más se dibuja.  
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.  
Que negar palabras es abrir distancias.  
Que encontrarse es muy hermoso.  
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida,  
Que la vida parte del sexo.  
Que el porqué de los niños, tiene un porqué.  
Que el querer saber de alguien, no es sólo curiosidad.  
Que para saber todo de todos, es curiosidad malsana,  
Que nunca está de más agradecer.  
Que autodeterminación, no es hacer las cosas solo.  
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar,  
Que para dar debimos recibir antes.  
Que para que nos den también hay que saber cómo pedir  
Que saber pedir no es regalarse.  
Que regalarse en definitiva es no quererse.  
Que para que nos quieran, debemos demostrar qué somos.  
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo.  
Que ayudar es poder alentar y apoyar.  
Que adular no es apoyar,  
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.  
Que las cosas cara a cara son honestas,  
Que nadie es honesto porque no robe.  
Que el que roba no es ladrón por placer.  
Que cuando no hay placer en las cosas, no se está viviendo  
Que para sentir la vida, no hay que olvidarse que existe la muerte.  
Que se puede estar muerto en vida.  
Que se siente con el cuerpo y la mente.  
Que con los oídos se escucha,  
Que cuesta ser sensible y no herirse  
Que herirse no es desangrarse  
Que para no ser heridos levantamos muros  
Que quien siembra muros, no recoge nada  
Que casi todos somos albañiles de muros  
Que sería mejor construir puentes  
Que sobre ellos se va a la otra orilla, y también se vuelve.  
Que volver no implica retroceder.  
Que  retroceder también puede ser avanzar.  
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol… 
Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida.